Se produce como consecuencia de la disminución del flujo sanguíneo cerebral.
El diagnóstico precoz y el control de los factores de riesgo vascular, son claves para una mejor evolución.
Existen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos (actividades, programas de intervención) que mejoran los síntomas, pero no curan la enfermedad.
El objetivo de todos los tratamientos es mejorar la calidad de vida del paciente y mantener su autonomía el mayor tiempo posible. En todas las fases de la enfermedad podemos “hacer algo”.