La Unidad de Hospitalización de la Clínica Josefina Arregui dispone de 21 camas, todas ellas concertadas con el Servicio Navarro de Salud – Osasunbidea. El tiempo aproximado que cada paciente permanece ingresado es de 15-30 días, según precise. Los familiares pueden acudir en horario de visitas establecido, encargándose de la atención y cuidado de los pacientes el personal del centro.Los pacientes que ingresan en esta Unidad tienen un diagnóstico previo de demencia o deterioro cognitivo (o al menos existe una sospecha), y presentan alteraciones de la conducta (inquietud, agresividad, rechazo a los cuidados), del ánimo, ideas delirantes, alucinaciones o problemas de sueño entre otros síntomas neuropsiquiátricos. Estos síntomas a menudo impiden o dificultan de manera importante el mantenimiento del bienestar del paciente, su cuidado y la convivencia.
Las demencias (enfermedad de Alzheimer, demencia por cuerpos de Lewy, demencia vascular…) además de provocar pérdida de memoria, cambios de carácter o del comportamiento, generan una pérdida progresiva de capacidades para realizar las tareas del día a día, desde actividades complejas como cocinar, hacer la compra o coger un autobús, a las más básicas como vestirse, ducharse, alimentarse o caminar, lo cual supone una sobrecarga severa de cuidados para las familias. Por ello es necesario realizar un “abordaje funcional” en todos los pacientes con demencia, dentro y fuera de los hospitales. En nuestra Unidad de Hospitalización se llevan a cabo intervenciones específicas interdisciplinares (terapia ocupacional, fisioterapia, ajuste de medicación) encaminadas a recuperar e incluso mejorar el desempeño de estas actividades, prevenir caídas y evitar en lo posible el deterioro funcional tras el alta. Así, para cada paciente, el equipo interdisciplinar elabora un plan de actuación individualizado en el que la combinación de intervenciones farmacológicas y no farmacológicas, el entorno y el manejo conductual son esenciales.
Las alteraciones de conducta, la dependencia funcional (pérdida de autonomía) y la falta de conocimientos específicos son las principales causas por las que las familias acaban agotándose en su capacidad para cuidar, viéndose abocadas a tomar la decisión de ingresar a su familiar en una residencia. Por ello, desde el momento del ingreso en nuestra plana de hospitalización, se realiza una valoración de la situación familiar y del entorno del paciente, detectando las principales dificultades y necesidades que tienen las familias a la hora de proporcionar cuidados. Así, otro pilar de la asistencia en nuestra Unidad de Hospitalización es el apoyo a las familias y cuidadores desde dos vertientes: formativa, se trata de instruir en cómo abordar específicamente las alteraciones de conducta y los cuidados físicos de su familiar; y orientativa, acerca de los diferentes recursos sociales y asistenciales que existen en la Comunidad Foral de los que pudiera beneficiarse tras el alta, colaborando en lo posible en su gestión.
La estabilización de la conducta, la mejoría en la autonomía (autocuidado) y de la marcha del paciente, así como la formación a las familias, permiten mejorar la calidad de vida del paciente y del cuidador, facilitando el cuidado y el establecimiento de una comunicación afectiva así como la creación de espacios de disfrute para ambos.