No existen caídas «casuales» en los ancianos.
El 30% de las personas mayores de 65 años se caen anualmente.
El 50% de las personas mayores de 80 años se caen anualmente.
De las personas que se caen, el 30% sufre alguna consecuencia funcional (pérdida de autonomía) que cambia su vida.
Las consecuencias médicas de las caídas, entre las que destaca el denominado síndrome de temor a caerse, con frecuencia suponen el inicio de la discapacidad (pérdida de autonomía) en los adultos mayores.